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Convención de Viena

La Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono se adoptó en 1985 y entró en vigor en 1988. En el año 2009 la Convención de Viena se convirtió en la primera Convención de cualquier tipo en lograr el respaldo universal. Los objetivos de la Convención eran que las Partes adoptaran medidas legislativas o administrativas contra actividades que pudieran tener efectos adversos en la capa de ozono. Lo anterior se lograría a través de observaciones sistemáticas, investigación e intercambio de información.

La Convención de Viena no requería que los países tomaran medidas concretas para controlar las sustancias agotadoras de la capa de ozono.

Como parte importante del régimen internacional del ozono, la Convención de Viena brinda un foro para el debate sobre la investigación científica y las observaciones de la capa de ozono. Las partes de la Convención de Viena se reúnen una vez cada tres años, consecutivamente con las partes del Protocolo de Montreal, para tomar decisiones sobre la administración de la Convención.